viernes, 25 de marzo de 2011

jueves, 3 de marzo de 2011

Tratar de impedir la presencia del flamante premio Nobel en la Feria del Libro revela un inocultable desprecio por la libertad

Habría más de una razón para que Vargas Llosa, que justamente recibirá mañana en México la Orden del Aguila Azteca en una ceremonia encabezada por el presidente Felipe Calderón, termine privándonos a todos del honor de inaugurar la Feria del Libro. Y, si esa contingencia se produjera, no faltarán tal vez voces que señalen al director de la Biblioteca Nacional como "uno de los que hizo más méritos" para lograr tal propósito.

Precisamos constructores

La realidad, nuestro presente, no es más que la esperable consecuencia de lo que hacemos a diario con nuestras vidas. Cuando de la sociedad se trata, pasa algo muy parecido. Lo que tenemos delante de nuestros ojos es lo que fuimos capaces de lograr en toda nuestra historia como especie humana.

La brújula de la decencia

Muchos individuos con valores morales afirmados en algún momento de sus vidas sienten el llamamiento de esa vocación por servir, a veces por protagonizar, lo que tantos reclamamos y tan pocos logramos, el anhelado cambio en positivo de nuestras sociedades.

Tiempo de pantalones largos

No hay dudas que el sistema merece críticas, que la democracia y la república adolecen de problemas, que tienen muchos vacíos, múltiples defectos, infinidad de espacios por donde se cuelan consecuencias indeseadas.

La petulancia de los iluminados

La política contemporánea está plagada de iluminados. Se trata de personajes que suponen tener cierta superioridad sobre el resto de los mortales. Desde diferentes ámbitos ideológicos, este grupo de individuos pretende tener condiciones sobresalientes, creen disponer de una mente privilegiada y atributos que reconocen en si mismos como magníficos y con ellos intentan conducir la vida de millones de seres humanos.

La obsesión de los nombres

Es notable como el debate político prefiere inclinarse por lo doméstico. Es como que el protagonismo de los nombres, de los hombres, ocupara el centro de la escena y las ideas pasaran a aun absoluto segundo plano.

La procacidad de los déspotas

Cierta linealidad en el análisis suele hacer pensar que los que llegan a ocupar cargos de poder, poseen alguna cualidad especial que los coloca, por arriba de la media, en cuanto a su sabiduría, su inteligencia, su talento.

El predominio de los pusilánimes

No resulta necesario deambular demasiado para encontrarnos con valientes que se llenan la boca con grandilocuentes discursos, con corajudos de café o audaces de laboratorio.

La torpeza de los emuladores

Algunos argumentos a fuerza de escucharlos reiteradamente intentan naturalizarse, y de cierto modo lo consiguen, al punto de convencer a muchos de que se ajustan a los principios éticos más elementales.

Cuestionar a los parásitos

La degradación moral de una sociedad tiene muchos síntomas. Pero misteriosamente algunos prefieren apuntar su artillería buscando culpables en retorcidos ámbitos, cuando en realidad las explicaciones están a la vuelta de la esquina, mucho más cerca de lo que creemos.