viernes, 22 de octubre de 2010

El Estado invertebrado

Vivimos así al ritmo de impuestos distorsivos, de transferencias presupuestarias no previstas (el caso de la Anses es paradigmático porque sirve para tapar toda clase de agujeros) y de la incertidumbre fiscal que se difunde en el espectro del federalismo, en particular en las provincias grandes, entre las que sobresale la de Buenos Aires con su megalópolis del conurbano. ¿Seguiremos acaso creyendo que leyes fundamentales como las atinentes a la estructura fiscal o a la seguridad social podrán cobrar vigencia en un clima dominado por la prepotencia? Por ahora hemos perdido la oportunidad de legislar con espíritu de consenso respecto de las jubilaciones. Es probable que lo sigamos haciendo por decreto mientras la discusión del presupuesto podría terminar en otro bloqueo tan perjudicial para el futuro como el que acabamos de sufrir en estos días.

Las cartas están pues echadas para lo que queda de este período presidencial y quizá para el que vendrá. Será cuestión de saber si se interpreta lo que pasa o si seguimos empantanados.

© LA NACION

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