viernes, 18 de junio de 2010

No hay que subestimar la magnitud del desastre.

No hay que subestimar la magnitud del desastre. Luis Gregorich, gran ensayista, nos habló hace mucho de la república perdida. Si esa pérdida no se ha consumado, muy cerca se está de que ello ocurra.

1 comentario:

Luis Induni (Coordinador) dijo...

Me cuesta compartir este equilibrado, mesurado y prudente optimismo del filósofo.

Los requerimientos transformativos de orden moral y cultural son tan profundos, que no tengo ninguna esperanza que, aún con cambio de signo político, el país pueda en sus próximos balbuceos, avanzar siquiera un "tranco de pato" en el enderezamiento de su rumbo perdido y su decadencia instalada.

Esta esperanza, es sólo para el largo plazo y las generaciones venideras.