En síntesis, las restricciones a la compra de dólares oficiales, dependen de lo que pase con la soja el año que viene –quizás se alivien algo para importaciones, en alguna fiestita consumista preelectoral-. En cambio, las restricciones en el mercado privado, responden a la necesidad de emitir muchos pesos, para financiar el gasto, y tener un “coto de caza”, para cobrar el impuesto inflacionario, sin una explosión.
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