lunes, 2 de agosto de 2010

¡Es la gente, estúpido!

Escuchar hablar de los candidatos que se barajan con miras al 2011 es una afrenta más que una campaña proselitista. Néstor Kirchner gana en perversión; Ricardo Alfonsín, en bonhomía. Ninguno de esos atributos hacen a un estadista. En ese contexto está claro que la Argentina se aproxima a otra elección de la cual emanará, sin eufemismos, un gobierno malo. Quizás no por sus integrantes sino por el estado en que está quedando esta geografía.

Ahora bien, es dable aceptar que hay una costumbre arraigada ya a convivir con administraciones ineptas, lo que no puede caer en idéntica situación es esta maledicencia que lleva a sobrevivir con un gobierno perverso y maniqueo capaz de poner, desde el primer ciudadano al último, en libertad condicional y en amenaza perpetua

1 comentario:

Luis Induni (Coordinador) dijo...

En el revoltijo de políticos pululando en los medios, no veo nigún perfil de estadista, y mientras no lo haya, no habrá futuro.

Perfil de estadista:
alguien que tanga la capacidad de pensamiento estratégico, que mire al menos dos generaciones hacia adelante ( no las próximas elecciones)
una clara opinión de la inserción del país en el mundo globalizado que vivimos ( sin nacionalismos ni chauvinismo)
una mirada sin adjetivaciones ideológicas de la economía (sentido común y praxis)
y un gran sentido de totalidad social que le permita colocarse por encima de facciones y corporaciones en que ha sido dividido el país por décadas de cultura fascista.