jueves, 16 de septiembre de 2010

¿El populismo acepta la derrota?

El poder como fin y no como medio. Según la perspectiva que ofrecen estos años, las hegemonías producen un desperdicio de oportunidades. Pretenden construir una nueva historia (un relato alternativo, como suelen decir) y no hacen más que obstaculizar aquello que, en conjunto, podría alcanzarse. Representan la parábola de un salto hacia adelante, a partir de crisis profundas en los sistemas de representación, que como un bumerán se vuelve en contra de quienes las concibieron y expandieron.

Personalistas y decisionistas, en las hegemonías los conflictos se funden con los personajes que los desencadenan. Los griegos llamaban a esta dialéctica de las pasiones hubris y nemesis : la desmesura y el desenlace fatal que sobreviene a esos actos. A diferencia de estos sentimientos trágicos de la polis antigua, para la filosofía de una sociedad abierta nada es fatal en la historia, pero depende de la virtud de las oposiciones que estos procesos se reorienten hacia fines más constructivos.

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