jueves, 22 de abril de 2010

El camino hacia un mundo libre de armas atómicas

El camino hacia un mundo libre de armas atómicas está lleno de obstáculos, pese a las buenas intenciones de la Administración Obama. El planeta debería hacer un esfuerzo para apuntalar el Tratado de No Proliferación Nuclear, que se revisará en mayo y que ya pasa de los 40 años. Pero, ¿ha servido para algo?




El TNP puede llevar a un horizonte ‘desnuclearizado’

Quizá, siempre y cuando exista voluntad política. Algunos autores hablan de una “segunda era atómica”,cuyo paradigma sería que las nuevas potencias contemplan las armas nucleares como parte esencial en la creación del Estado y cimentan su seguridad al margen de los grandes. Los miembros del Tratado tienen una serie de retos que superar: los ensayos nucleares de Corea de Norte, el caso iraní y las sombrías perspectivas en el gran Oriente Medio. Sin embargo, por primera vez en su historia, EE UU se ha mostrado proclive a avanzar hacia el desarme nuclear total. El discurso pronunciado por el presidente Obama en Berlín es un hito en este camino: “Éste es el momento en que debemos renovar el objetivo de un mundo sin armas nucleares. (…) Es hora de asegurar todo el material nuclear disperso, para detener la propagación de armas nucleares y para reducir los arsenales de otra era. Éste es el momento de comenzar el trabajo para la búsqueda de la paz en un mundo sin armas nucleares”. Esas intenciones se han traducido en medidas concretas, como el abandono del sistema antimisiles en Polonia, la negociación de un nuevo tratado START o la intención de remitir al Congreso estadounidense el Tratado para la Prohibición Completa de Ensayos Nucleares. Es una buena base, pero el esfuerzo debe provenir, además de EE UU, de Rusia, China, Francia y Reino Unido.

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