jueves, 15 de abril de 2010

Es la demagogia, estúpido

Con el sistema de la Constitución de Alberdi, en que se resolvió respetar a ultranza los derechos individuales y se diseñó el mecanismo apropiado para su protección, en 1920 ya éramos el séptimo país del mundo, por delante de Australia y Canadá, con solo 20% de analfabetismo y una riqueza que impresionaba a las demás naciones y atraía a nuestros abuelos, produciéndose así lo que se dio en llamar el “milagro de la historia”.

Ese milagro fue increíblemente destruido por las propias elites argentinas que no comprendieron el enorme significado ético de los derechos individuales a la vez que veían con muy malos ojos el sistema de límite al poder que les impedía mandonear alegremente a los demás, dando lugar a un nacionalismo católico exacerbado que terminó con el sistema de la Constitución e inició la decadencia que aún padecemos, actualmente en manos de otra vertiente antiliberal, la izquierda social-fascista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habría que agregar que, después del exacerbado nacionalismo católico se instala el fascismo peronista que termina de arquitecturar en "filigrana" el régimen.