miércoles, 12 de marzo de 2008

Benedicto XVI: ¿Incomprensión o disconformidad?

Benedicto XVI es cuestionado por algunos sectores por su ortodoxia y por dar signos de respetar las formas tradicionales de la Iglesia, aquello que fue desapareciendo luego del II Concilio Ecuménico. El que se caracterizó por aggiornar "las formas" para que se lograra atraer tanto a los fieles alejados como aquellos carentes de esa fe religiosa (buscando fortaleza y esperanza).

En su momento fueron radicales los cambios de las formas, ya que desde entonces se comenzó a predicar las ceremonias religiosas de acuerdo al idioma de cada país. También se impuso un cambio de ubicación de los sacerdotes en los altares para que estos predicaran de cara a los fieles, asimismo se modificó el acompañamiento musical y otros aspectos que parecían necesarios para hacer mas atrayente las celebraciones religiosas y la relación con la comunidad.

Aunque se lograron éxitos significativos en cuanto a la concurrencia, especialmente de los jóvenes, con el tiempo y la llegada del nuevo Jefe de la Iglesia se fue percibiendo que las formas prevalecían sobre la doctrina, la unción y el debido respeto hacia lo Sagrado.

Es decir, por momentos se consideraba más importante entonar bien la música con las guitarras, como si fueran integrantes de algún grupo musical, que la propia celebración religiosa y la presencia de lo Sagrado en el recinto.

Asimismo las formas por momentos desalineadas y ciertas prédicas un tanto imprecisas fueron contribuyendo a confusiones éticas y morales induciendo paulatinamente a un relativismo moral, denunciado enfáticamente por el actual Papa. Es decir adaptar la conciencia de lo que establece la doctrina o la ley Sagrada de los católicos (los mandamientos) a la circunstancia de vida de cada mortal.

A este posible debilitamiento de la voluntad y la fortaleza moral para proceder conforme a lo que su doctrina determina como debido y necesario para alcanzar la plenitud, se generaron las diferencias de criterios, induciendo a opinar sobre lo que es doctrinalmente invariable.

Además algunos predicadores (o sea sacerdotes) en ciertas ocasiones no respetaban los márgenes de su predica evangélica y se tentaban a inmiscuirse a opinar públicamente sobre temas o consideraciones que no deberían ser de su competencia y menos en esa oportunidad, ya que solo debían procurar una reflexión, para sus fieles, respecto de la lectura del evangelio.

Frente a este panorama, el actual Jefe de la Iglesia ha dado muestras de volver a revalorizar las formas que puedan quizás contribuir a una mayor unción y meditación, en un intento de volver a encausar a algunos creyentes y a parte de la juventud hacia las raíces. Como también en la idea de acercar a los sectores más tradicionales de la Iglesia (, cuestionados en algún momento de su historia).

Sin embargo, por asumir esta actitud no ha sido debidamente comprendido por algunos sectores que no han sabido interpretar la crisis de valores global ,tanto en algunos círculos de la Iglesia como en la sociedad actual Ya que muchos no desean , quizás, ajustarse tanto a la normas morales que fija su doctrina.

En estos últimos mensajes el Papa ha solicitado que se asista a los enfermos terminales con mucha dedicación y amor Por otro lado ha convocado a todos los sacerdotes que en sus homilías a los fieles no tengan una duración mayor a los 10 minutos y que se ajuste al evangelio del día Ha celebrado conforme a la antigua usanza, para hacer saber que esa costumbre también puede contribuir a una mayor devoción y a la debida unción.

En definitiva pareciera que lo que intenta el Pontífice germano, es que tanto sus predicadores como los fieles mantengan su fervor, piedad y que transiten por el camino correcto de la moral y la ética amando verdaderamente sin confundirse, ni juzgar a otros.

Mientras, invoca a los presbíteros a que se limiten a llevar la palabra del evangelio y la luz de la verdad que proclama la Iglesia católica amando y respetando al prójimo, dejando que otros opinen públicamente sobre aspectos del quehacer político, económico, etc... O sea aspectos que no son de su competencia.

Por Juana Marcó

También ha sugerido en alguna oportunidad a que la Jerarquía de la Iglesia, de cada país, procure mantener estrechos lazos con la comunidad toda, del mismo modo con los gobernantes estableciendo un dialogo fecundo y reservado que fructifique en beneficio de toda la sociedad.

Quizás con la idea de que con este discernimiento se logre una relación equilibrada entre Iglesia, Comunidad y Estado. Evitando la divergencia, la irreverencia sistemática de algún sector de la sociedad, exigiendo de las autoridades el debido respeto, logrando moderación a través del dialogo reservado y fecundo de los temas o determinaciones que son indispensables para alcanzar la buenas relaciones. Como también la participación conjunta o apoyo para la asistencia social y el respeto hacia la educación religiosa.

En esta armonía y prudencia que quizás muchos aun parecen no comprender , es que se procura alcanzar con sabiduría y dignidad no sólo el respeto ,que otras comunidades religiosas han sabido procurar , sino también llamar a la reflexión sobre el verdadero sentido de la fe religiosa y la convicción de quienes opten por practicarla alcanzaran , como asevera el evangelio que proclama el Pontífice de Roma , la paz interior y la plenitud personal que a su vez conducen a la inmortalidad del alma a trascender gloriosamente después de esta vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Después del Vaticano II, del que en su momento fui ardoroso adherente (´joven católico protagonista en la década del '60), es como que empezamos a los "bandazos", curas tercermundistas que en más de un caso empujaron a jóvenes por las vertientes de la violencia ( padre guerrillero Camilo Torres) diálogo católicos-marxistas en el que ganaban los marxistas, Teología de la Liberación o ideologización de la teología y algunos mamarrachos folclóricos que embarraban la liturgia dominical.
Este papa, tiene claro que es necesario ajustar algunos excesos, y lo está haciendo.