lunes, 10 de marzo de 2008

Clara victoria de Zapatero, aunque no consiguió la mayoría absoluta

Clara victoria de Zapatero, aunque no consiguió la mayoría absoluta
Venció por 3,6 puntos a Rajoy, que pese a la derrota obtuvo un buen resultado

Lunes 10 de marzo de 2008


MADRID.– El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se impuso ayer en forma clara en las elecciones para el próximo gobierno de cuatro años, aunque no logró la mayoría absoluta y deberá formar una alianza para gobernar. “Se inicia una nueva etapa, sin crispación. Ejerceré con mano firme y con mano tendida, corrigiendo errores”, dijo el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Sus palabras celebraban el triunfo, pero, al mismo tiempo, reconocían la evidencia del buen resultado de su tradicional adversario de derecha, el Partido Popular (PP). Pese a haber sido derrotada por segunda vez consecutiva, la fuerza que lidera Mariano Rajoy fue la que más creció en votantes y en bancas de diputados. “Estaremos a la altura. Serán mis valores y mis convicciones las que defenderán este partido”, dijo Rajoy en lo que, al menos hasta anoche, era la pista más clara de que seguirá al frente del partido. Y de que las cosas no cambiarán mucho. Con el 98% de los votos escrutados, Zapatero obtuvo el 43,65% (11,04 millones de sufragios) y un total de 169 diputados. Eso significa un crecimiento de poco más de un punto respecto de 2004 y cinco escaños más que los que hoy tiene el PSOE. Con eso le alcanza para ser reelegido por el Congreso. Si bien no podía cantar victoria, el PP logró el 40,1% de los votos (10,15 millones de sufragios, 2,5% más que hace cuatro años) y 154 diputados, seis más que los que tiene ahora. Las mayores perdedoras fueron las dos fuerzas de izquierda aliadas del gobierno. Izquierda Unida (IU) perdió casi la mitad de sus votos; pasó de tres a dos diputados; perdió la condición de bancada con voz propia y su líder, Gaspar Llamazares, ya dijo que dejaba el cargo. "Nos arrolló el tsunami del bipartidismo", dijo, al denunciar la fuerte polarización del electorado y "la injusticia" del reparto de votos. Peor le fue a Izquierda Republicana de Cataluña (IRC), que perdió más de la mitad de sus diputados -cinco de ocho- e ingresó en una profunda crisis interna sin solución a la vista. Es la segunda gran aliada del gobierno que sufrió la paliza. El mapa electoral se completa con una consolidación del bipartidismo en España. Los dos grandes partidos mayoritarios avanzaron como aplanadoras sobre formaciones más pequeñas que, si en conjunto rondaban los 40 escaños, anoche se encaminaban a retener apenas 27. Además del triunfo, el socialismo tuvo otros tres datos alentadores. El primero, una posición más fuerte desde la cual planificar su futuro y necesario acuerdo de gobierno, sumado a que el candidato más firme para ese entendimiento es el nacionalismo moderado de Convergència i Unió (CiU), que retuvo sus diez parlamentarios. El tercer elemento es un avance notable en las provincias vascas, incluso por delante del gobernante Partido Nacionalista Vasco, lo que podría interpretarse como un respaldo a su política antiterrorista y a su anunciada ofensiva contra las fuerzas políticas locales que le son funcionales (ver aparte). El triunfo socialista consolida a un gobierno con el que la Argentina tiene excelente nivel de entendimiento. La jornada electoral transcurrió sin incidentes, al amparo de un fuerte operativo de seguridad luego de que anteayer la banda terrorista ETA reapareció con un atentado que costó la vida a un ex concejal socialista. No hay indicios de que ese crimen haya alterado el sentido del voto. Pero posiblemente sí haya alentado la participación que, tal como se preveía, alcanzó niveles superiores al 75%. Hubo una asistencia muy similar a la de las últimas elecciones generales que, hace cuatro años, transcurrieron bajo el enorme impacto social del atentado islamista que costó la vida a 192 personas en la estación de Atocha. La otra gran sorpresa de la noche fue la irrupción de una fuerza nueva. Nacida hace sólo seis meses, la Unión por el Progreso y la Democracia (UPyD), logró un escaños y más de 300.000 votos. "Un reconocimiento que implica una gran responsabilidad", dijo su líder, la ex diputada socialista Rosa Díez. La fuerza, que tiene entre sus inspiradores al filósofo Fernando Savater, cabalgó sobre una profunda crítica a la gestión de los dos partidos mayoritarios. Euforia y miedo El cómputo de resultados no fue apto para enfermos cardíacos. El PSOE hizo trascender encuestas en boca de urna según las cuales no sólo obtendría la victoria sino que ésta "rozaba la mayoría absoluta", que aquí se alcanza con 176 diputados. Hubo euforia en la sede socialista y miedo de hecatombe absoluta entre los votantes del PP, donde los vendedores de banderitas rebajaron los precios para liquidar la mercadería antes de que fuera tarde y no hubiera nada que festejar. "Ya verán: haremos una elección histórica, magnífica, extraordinaria", desafió, minutos después, el vocero electoral del PP, Pío García Escudero. Poco después, los resultados le darían la razón: su partido había hecho una excelente elección, aunque, desde luego, no "histórica". El PSOE supo siempre que ganaba, aunque no tenía en claro por cuánto. "Será nuestra victoria", vaticinó a las 20 el número dos del partido, José Blanco. Poco después llegaba el delirio socialista. Las primeras proyecciones de voto escrutado le daban hasta 174 diputados, en el umbral mismo de la mayoría absoluta. Pero, como quien rápido sube, rápido baja, pronto empezó la sangría. Y hubo momentos de verdadera inquietud. Hacia las 22, Rajoy levantó el teléfono para felicitar a Zapatero. Minutos después, el presidente asomaba al balcón partidario para hablar a los suyos. "Hemos trabajado bien; ha valido la pena. Siempre tuve en claro que no debía defraudarlos", dijo. A su lado, su mujer, Sonsoles Espinosa, sonreía y asentía. Terminado el discurso de Zapatero, se esperaba el de Rajoy. Pero pasaban los minutos y... ¡nada! "¿Estará pensando en renunciar tras dos derrotas consecutivas?", barajó más de uno. Pasadas las 23, apareció Rajoy, exultante. Felicitó a los suyos, les agradeció y no dejó duda alguna de que sigue al frente, convencido de que, como en eso de que no hay dos sin tres, en la próxima ganará. "Sabremos hacerlo", prometió. Empieza en España una nueva etapa, pero, al menos en su trama inicial, no habrá cambios en los dos hombres llamados a ponerle sello, tanto en el gobierno como en la oposición.

Por Silvia Pisani Corresponsal en España

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una clara victoria de la democracia.

Ojalá Zapatero logre doblegar la velicosidad, agresividad y terroricidad de la ETA, la vocación separatista de esa sociedad, lo que no le será fácil, y que con la reducción de las expresiones minoritarias de las izquierdas marginales que también están en el resto Europa, el socialismo civilizado que representa, democtrático, culto que se sienta en la mesa del debate respetuoso a discutir los problemas de la sociedad real, y no de la ideológica, puede que España de un paso evitando detener aún más el crecimiento que ha emprendido.

Anónimo dijo...

Rodríguez Zapatero representa un socialismo culto y respetuoso??? Un socialismo que se sienta en la mesa del debate respetuoso a discutir los problemas de la sociedad real y la ideológica??? Ya lo quisiéramos. Por el contrario, en mi opinión representa a ese socialismo que está dotando de una cada vez mayor rigidez e inconsistencia a la sociedad europea. El único socialismo civilizado que existe en Europa es el laborismo inglés...